La tirotropina, también conocida como TSH, es una hormona que se puede producir en la glándula pituitaria o en la hipófisis. Su función principal es la de regular la liberación de hormonas tiroideas por parte de la tiroides. Es la hormona que estimula la descomposición de la tiroglobulina y, por lo tanto, también es la encargada de mantener las cantidades adecuadas de T4 y T3 en la sangre.
De este modo, cualquier variación en su producción puede generar un impacto directo en T4 y T3. Además, al estimular la producción de tiroxina y triyodotironina en la tiroides, cuenta también con un impacto directo en determinados síntomas relacionados con el hipotiroidismo o el hipertiroidismo. Además, cumple con una función esencial en la formación de hormonas tiroideas al incrementar la yodación de la tirosina.
Analizar la tirotropina y su funcionamiento es fundamental para conseguir un diagnóstico y un control certero de ciertas enfermedades tiroideas. Mediante una sencilla prueba no invasiva que no necesita de ningún tipo de preparación especial, se puede obtener un diagnóstico completo del funcionamiento de la TSH y descartar que determinados síntomas estén relacionados con un funcionamiento alterado de la tiroides.