La telemedicina utiliza la tecnología para poder ofrecer una atención médica a distancia. A pesar de que esto siempre ha existido, desde la Covid-19 la telemedicina por parte de los profesionales y pacientes ha aumentado su uso, pues algunas consultas no es necesario que tengan lugar de forma física. Por ejemplo, para consultar una prueba realizada, solicitar un análisis o preguntar una duda sobre una enfermedad ya diagnosticada.
Para ello, la telemedicina dispone de diferentes medios para poder brindar una atención de calidad al paciente a distancia: por medio de videollamadas, atención telefónica, aplicaciones móviles, etc. Esto puede realizarse tanto con el médico general (médico de cabecera) o, también, con los especialistas (dermatólogos, oncólogos, neurólogos, etc.).
Las ventajas de la telemedicina son que se reducen los gastos por parte de los pacientes que tienen que desplazarse y se ahorra tiempo al no tener que esperar para ser atendido en la consulta. Asimismo, la telemedicina también resulta útil para poder monitorear el estado de salud de los pacientes crónicos o que se encuentren en un seguimiento continuo de su estado de salud, por ejemplo, un paciente de psiquiatría o de rehabilitación.
Es verdad que la telemedicina plantea retos relacionados con la seguridad de los datos, pero desde la Covid-19 los pacientes ya pueden elegir si necesitan una consulta a distancia o presencial. Aunque en algunos casos será imprescindible elegir la segunda opción, la verdad es que la primera tiene muchos beneficios que se aprovechan en la actualidad.