Un sigmoidoscopio es un instrumento que se emplea para poder observar el interior del recto y del colon. Esta prueba suele recomendarse cuando un paciente sufre síntomas muy específicos, como dolor abdominal o presencia de sangre en las heces, que requiere de una observación directa de la parte interna del recto o colon para poder detectar pólipos, masas sospechosas de ser tumores o cualquier otro tipo de hallazgo.
El sigmoidoscopio se compone de un tubo que es delgado y flexible, y que tiene una luz y cámara en su extremo. Esta cámara transmite en el momento las imágenes que recibe a un monitor desde el cual el profesional médico puede observar el interior del colon y del recto. En el caso de detectar algo anómalo, este instrumento también sirve para poder tomar una muestra del pólipo o masa extraña para analizarla posteriormente en el laboratorio.
Antes del procedimiento con el sigmoidoscopio el paciente debe limpiar bien su colon con enemas o laxantes. Asimismo, es un tratamiento menos invasivo que una colonoscopia, por lo que generalmente no se necesita ningún tipo de anestesia. Eso sí, el paciente puede sentir algo de presión o mucha necesidad de hacer de vientre durante la prueba.
El procedimiento suele tener una duración máxima de 20 minutos y, tras este, puede haber molestias leves como gases o cólicos que desaparecerán sin mayor problema al cabo de unas horas. Se trata, sin duda, de una prueba esencial para poder diagnosticar enfermedades y realizar biopsias de una manera mucho más rápida.