El límite de cuantificación, también conocido por las siglas LPC, es el valor de cuantificación más bajo que, normalmente, se calcula a partir del límite de detección de método o LDM. Es, por lo tanto, el término con el que se hace referencia a la concentración más baja que de una manera fiable se puede alcanzar, siempre y cuando esté dentro de los límites de precisión especificados en el funcionamiento rutinario del laboratorio.
De este modo, bajo condiciones experimentales definidas correctamente, el límite de cuantificación es la menor concentración de analito que puede determinarse con precisión.