La flora intestinal es el conjunto de microorganismos que se pueden encontrar en el tracto digestivo de las personas. Cuando esas bacterias están en equilibrio, todo funciona de la manera esperada. Los alimentos se absorben sin problemas y la respuesta inmunológica y protectora es la adecuada. Eso sí, hay factores que la pueden alterar.
Debemos tener presente que la flora intestinal es diferente en cada individuo y es que los hábitos alimentarios, el entorno en el que se vive, incluso el sedentarismo o el estrés pueden provocar cambios que repercutan directamente en la salud. Y es que una flora intestinal poco cuidada incrementa el riesgo de que aparezcan determinados problemas.
Por ejemplo, no es baladí que tras una gastroenteritis los médicos recomiendan consumir yogures que son ricos en probióticos. Y es que tras una enfermedad como esta, la flora intestinal se encuentra por completo desequilibrada y es necesario repoblarla con bacterias buenas que puedan colonizar, de nuevo, el tracto digestivo.
Una flora intestinal alterada puede hacer que aparezcan diarreas con frecuencia, gases, estreñimiento, cólicos e incluso que las heces presenten un mal olor. Todo esto indica que convendría hacer cambios en la dieta, como reducir el consumo de ultraprocesados, empezar a realizar ejercicio físico y dejar a un lado hábitos como beber alcohol todos los días y en cantidades que no son las aconsejadas.
Además, el estrés y la ansiedad también pueden tener un impacto en la flora intestinal, reduciendo el número de bacterias consideradas buenas. Por lo tanto, el cuidado debe ser integral para limitar las posibilidades de un desequilibrio en la microbiota.
Si cree que su flora intestinal puede estar alterada, consulte nuestro estudio de microbiota intestinal básico para identificar la composición de la misma y el correcto funcionamiento del sistema digestivo.