La fibrobroncoscopia es un procedimiento médico utilizado para examinar el interior de las vías respiratorias superiores, como la tráquea y los bronquios. Para hacer esto, se utiliza el broncoscopio, una herramienta que contiene una cámara en uno de sus extremos, y que se introduce a través de la nariz o la boca.
La fibrobroncoscopia sirve tanto para diagnosticar como para tratar afecciones pulmonares como tumores, inflamación, infecciones, sangrado u obstrucciones. Durante el procedimiento, se pueden ver el revestimiento de las vías respiratorias, aprovechar para tomar muestras de tejido, para analizarlas posteriormente, o eliminar cuerpos extraños.
Para realizar una fibrobroncoscopia es necesario utilizar la anestesia local o general, dependiendo de la complejidad del procedimiento. Y es que la introducción del broncoscopio puede ser muy incómoda e, incluso, generar arcadas en el paciente. Esto puede dificultar la toma de muestras o la observación de las vías respiratorias.
A pesar de que la fibrobroncoscopia es seguro, se puede producir sangrado después de utilizar el broncoscopio, aunque esto no es nada habitual. También, algunos pacientes pueden presentar complicaciones, pero derivadas de los medicamentos para la anestesia.
El cáncer de pulmón, infecciones respiratorias, EPOC o la bronquitis crónica son algunas de las enfermedades que una fibrobroncoscopia puede permitir diagnosticar de forma temprana. Así, será posible iniciar un tratamiento lo antes posible para que el pronóstico de la enfermedad sea más favorable.