La eficiencia del sueño es un cálculo que se realiza para saber cuál es la cantidad de tiempo que una persona pasa en la cama y cuántos minutos duerme. De esta manera, se puede analizar los despertares nocturnos que puede haber, así como los episodios de sueño ligero que no proporcionan un adecuado descanso durante la noche.
Este cálculo es un indicador importante de la calidad del sueño que tiene un impacto notable en la vida diaria. Y es que si de 8 horas que una persona pasa en la cama solamente duerme 5, tal vez, aquí radique el motivo por el que se siente con mucho sueño durante el día y no es realmente productiva al desempeñar su trabajo.
Los motivos por los que la eficiencia del sueño puede no ser la mejor radican en el estrés, en no saber desconectar o en utilizar las pantallas antes de irse a dormir. También, pueden influir las cenas copiosas o la ansiedad. Por eso, una vez se sabe cuál es la eficiencia del sueño, conviene analizar cuáles son las posibles causas que están mermando su calidad para tomar acciones que contribuyan a solucionar esto.
En ocasiones, una baja eficiencia del sueño puede alertar sobre la presencia de problemas como la apnea del sueño. Un trastorno en el que las vías aéreas se estrechan y provocan que la respiración se bloquee durante el descanso. Las consecuencias son evidentes: somnolencia diurna, irritabilidad, dificultades para concentrarse, etc.
Para mejorar la eficiencia del sueño suelen recomendarse rutinas que deben cumplirse a diario. Por ejemplo, meditar antes de irse a la cama, practicar deporte en algún momento del día para reducir el estrés, evitar la cafeína por las tardes y mantener la habitación oscura y a una temperatura agradable. Además, conviene que todos los días los pacientes se vayan a la cama a la misma hora.
Si tiene dificultades para conciliar el sueño y cree que puede estar siendo afectado por algún trastorno, consulte nuestra prueba para el estudio de las alteraciones del sueño.