Los antioxidantes son unos compuestos químicos cuya función es la de proteger al cuerpo de los radicales libres. Por eso, los podemos obtener a través de los alimentos, pero también los encontramos en algunos cosméticos con el fin de proteger la piel. No obstante, el propio cuerpo también produce algunos antioxidantes, aunque lo interesante es aumentarlos a través de una adecuada alimentación.
La vitamina C y la E, el betacaroteno o el selenio son algunos ejemplos de antioxidantes que podemos encontrar en el melocotón, la zanahoria, nueces o mariscos. Incluir abundantes frutas, verduras y frutos secos en la dieta es crucial para obtener los antioxidantes necesarios que protejan al organismo.
A diario, nos encontramos expuestos a múltiples radicales libres, muchos de los cuales no somos conscientes. La radiación ultravioleta es uno de ellos, por eso es tan importante la protección solar. Pero, hay otros que pasan más desapercibidos, como la propia contaminación del aire (sobre todo, si vivimos cerca de algunas fábricas) o el humo del tabaco que es tan nocivo para la salud y se relaciona con múltiples enfermedades.
Por todo esto, evitar los radicales libres en la medida de lo posible y planificar una dieta equilibrada en la que abunden las frutas, verduras y nueces es fundamental. De esta manera, podremos aprovechar las bondades que tienen los antioxidantes.