Los alelos hacen referencia a una versión, incluso hasta dos, de una secuencia del ADN o ácido desoxirribonucleico. Cuando un ser vivo nace, hereda un alelo de la madre y otro alelo del padre, por tanto, son dos tipos de alelos. De esta manera, aunque en su código genético presentará secuencias idénticas a las de sus padres, también habrá variaciones que serán lo que conviertan a ese individuo en un ser único.
Hay ocasiones en las que los dos alelos que una persona hereda son iguales. Esto puede ocurrir en aquellas situaciones en las que el padre y la madre comparten el código genético, principalmente, porque mantienen un vínculo de parentesco. Cuando esto sucede, se dice que la persona es homocigota.
En aquellas situaciones en las que los alelos sean distintos, la denominación pasará a ser de homocigota a heterocigota. Pero, dentro de los alelos existen varias circunstancias que se pueden dar y que pueden causar cambios o, incluso, variantes que conviene conocer:
Los alelos normales son los predominantes, pero hay que tener presente el resto de opciones existentes. Su estudio permite detectar variabilidades y funciones en la secuencia genética que pueden ofrecer mucha información relevante sobre un individuo. Es útil, por ejemplo, durante la efectuación de un test genético de portadores que ofrezca información sobre las probabilidades de transmisión de una enfermedad grave de padres a hijos.