El aire puede ser inspirado o espirado, es decir, absorbido o expulsado de los pulmones hacia el exterior. En lo que respecta al sector de la medicina y la investigación médica, el aire espirado es de gran valor ya que cuenta con un amplio conjunto de moléculas que pueden evidenciar anomalías en los pulmones o en otros tejidos del cuerpo humano.
Estas moléculas presentes en el vapor de agua del aire inspirado, pueden ser o no volátiles y pueden ser analizadas si el aire espirado es condensado mediante un circuito de aire frío. A través de esta sencilla técnica no invasiva es posible condensar el aire espirado y analizarlo posteriormente.
Para poder condensar el aire, es necesario que el paciente colabore en ello: espirando a través de un instrumento que recoge el aire expulsado mediante periodos cortos de recogida. Aunque este método o prueba diagnóstica lleva siendo utilizado en otros países desde la década de los ochenta, en España se introdujo hace relativamente poco tiempo. Sin embargo, desde entonces, el interés y la demanda por esta técnica ha aumentado considerablemente debido a que puede ofrecer información sobre posibles patologías inflamatorias pulmonares.
El proceso para recoger la muestra de aire espirado es sencillo: el paciente tan solo debe soplar por un dispositivo no invasivo y capaz de analizar la cantidad de hidrógeno presente en el aliento. Normalmente y para evitar posibles errores, esta prueba se realiza la primera vez con la persona en ayuno; posteriormente debe ser repetida una vez la persona haya tomado una pequeña cantidad de azúcar. Cuando se haya disuelto en agua el tipo de azúcar a estudiar y la mezcla se ha bebido, será necesario tomar muestras de manera regular, aproximadamente cada media hora y durante al menos las tres horas siguientes.
Del mismo modo, el funcionamiento efectivo del test de hidrógeno espirado es sencillo: se basa en que la la descomposición de los azúcares produce la liberación de hidrógeno y metano, sustancias que pasan a la sangre y al pulmón para, posteriormente, ser eliminadas a través de la respiración. De este modo, sin necesidad de contar con numerosas evidencias, la recogida de muestras de aire espirado permite la validación de análisis y datos existentes en ellas.
La prueba, por lo tanto, consiste en descartar que no exista ninguna producción endógena en el organismo, siendo la fermentación bacteriana de azúcares no absorbidos el único causante del hidrógeno y metano exhalado. Además, se trata de un método eficaz para utilizar como estudio en diferentes tipos de intolerancias como a la lactosa, a la fructosa-sorbitol, a la sacarosa, a trehalosa, al sobrecrecimiento bacteriano o como estudio de malabsorción intestinal.