En ocasiones, debido a una formación entrelazada, se forma un agregado de células o bacterias que se conoce como aglutinación, cuyo fundamento se basa en una reacción inmunoquímica producida por dicha agregación.
La aglutinación puede clasificarse en tres fases:
Por otra lado, la aglutinación también puede originarse con bacterias que se han visto sometidas a diferentes anticuerpos, convirtiéndose así en un proceso físico e inmunológico.
Además, existen diferentes test o pruebas en las que la aglutinación resulta fundamental. Ejemplo de ello es la prueba de aglutinación en látex, un examen de laboratorio a través del cual se puede analizar diferentes antígenos o anticuerpos mediante la saliva, la orina, la sangre e incluso el líquido cefalorraquídeo.
Para ello, es necesario tomar la muestra acuosa determinada en cada caso para, posteriormente, enviarla al laboratorio donde se combina con anticuerpos o antígenos específicos que recubren las gotas de látex.
En caso de que se encuentre el patógeno o sustancia sospechosa, las gotas de látex mezcladas en la muestra se agruparán, dando lugar a la aglutinación.