La extracción de sangre es un procedimiento que se realiza de manera usual para detectar posibles enfermedades mediante la muestra de sangre que se obtiene. Con la extracción de sangre se extrae sangre de una vena mediante el uso de una fina aguja con el objetivo de tratar diferentes trastornos presentes en la sangre, obtener información sobre la salud de una persona e incluso para tratar el exceso de glóbulos rojos en sangre.
La sangre se extrae de una arteria o vena, normalmente de la parte anterior del antebrazo. En cuanto al sitio donde se realiza la punción, debe ser desinfectado previamente. Con el fin de crear presión y restringir el flujo sanguíneo para alcanzar los vasos sanguíneos más fácilmente con la aguja, se coloca una banda elástica alrededor del antebrazo. Inmediatamente después, se introduce la aguja en la vena seleccionada y se recoge la sangre extraída en diferentes frascos herméticos o, en ocasiones, en una jeringa. La banda elástica se retira una vez la aguja ha sido introducida y la sangre va a comenzar a ser extraída.
Una vez se ha extraído la muestra de sangre que se necesita, se retira la aguja y se cubre con una gasa o algodón la zona donde se ha realizado el pinchazo. Es importante tener en cuenta que, dependiendo del tipo de análisis o finalidad de la extracción de sangre, el paciente deberá suspender el consumo de alimentos durante al menos las ocho horas previas.