El eccema es un problema que afecta a la piel y que es crónico. Sus principales síntomas son inflamación, enrojecimiento, descamación y picor intenso. Tanto los bebés como las personas adultas pueden padecerlo y, en ocasiones, surge en forma de brotes a lo largo de toda la vida sin que se conozca su causa exacta.
Los motivos por los que aparece el eccema generan muchas dudas entre la comunidad médica y, por eso, se cree que hay una combinación de factores. Entre ellos pueden estar los ambientales, inmunológicos o tener antecedentes familiares que ya hayan sido diagnosticados. En ocasiones, el estrés también puede desencadenar una respuesta de este tipo y, aunque no es la causa, es un factor que influye notablemente en el eccema.
La sintomatología que presenta el eccema puede ser leve o severa. Y es que en ocasiones tan solo la piel afectada se vuelve escamosa, áspera y presenta prurito sin mayores complicaciones. Sin embargo, el rascado puede provocar infecciones que acaban empeorando la situación y ralentizando la curación del eccema.
El tratamiento es principalmente tópico, aplicando cremas que contribuyan a reducir la picazón y el malestar. Además, es recomendable ponerse crema humectante y tener mucho cuidado con los productos como el jabón. Es importante que sean de pH neutro y lo más suaves posibles con la piel. Las cremas con olor o perfume deben descartarse.
En ocasiones, el eccema es una reacción de la piel a determinados productos químicos o irritantes, como los de limpieza. La prevención es crucial y es que hasta el momento todavía esta afección no tiene cura. Sin embargo, sus síntomas pueden tratarse.