La disfagia es un trastorno en el que la capacidad de tragar se ve afectada. La deglución puede ser dolorosa, a veces, e incluso impedir el consumo de alimentos, algo que comprometerá la salud y el bienestar de los pacientes. Las causas pueden estar relacionadas con el debilitamiento o daño provocados en los músculos y nervios que son necesarios para poder tragar. Algunos de los tipos principales de disfagia son:
Existen enfermedades como la amigdalitis que provocan disfagia, pero también tumores en la zona o enfermedades neurológicas que puedan desencadenar la aparición de este trastorno. Habrá veces en las que solo haya problemas para tragar sólidos, pero también hay pacientes que son incapaces de consumir líquidos. Esto hay que diagnosticarlo lo antes posible para evitar poner en riesgo la vida del paciente.
El tratamiento de la disfagia suele depender de la causa que la ha generado. En ocasiones, se recurrirá a la terapia del habla, mejora del control muscular para deglutir, modificar la consistencia de los alimentos (pasar los sólidos por una batidora), etc.
La disfagia continúa presentando muchos desafíos para los médicos cuando sus causas no están claras. Pero, su diagnóstico temprano permitirá abordar la enfermedad para empezar con un tratamiento que pueda ayudar al paciente afectado a alimentarse.