El cribado del primer trimestre son una serie de pruebas que se llevan a cabo antes de cumplir la semana 12 de embarazo. El objetivo de todas ellas es comprobar cómo se encuentra la salud del bebé, si todo evoluciona según lo previsto y si hay algunas enfermedades que sea importante detectar lo antes posible.
Una de las pruebas del cribado del primer trimestre es la de sangre. Esta contendrá parte del ADN fetal que ayudará a determinar si existe alguna posibilidad de que el bebé nazca con algún síndrome, como el de Down, o si es portador de una enfermedad genética hereditaria, como puede ser la de Huntington. Se trata de una extracción rutinaria, completamente segura para el bebé, pues es mínimamente invasiva.
Otra de las pruebas que se llevan a cabo en el cribado del primer trimestre es la ecografía que se puede hacer justo antes de que finalicen las 12 semanas de embarazo. Tampoco entraña ningún riesgo para la salud del bebé y la madre, y permite observar cómo se está desarrollando el feto y si existe algo que pueda llamar la atención. Por ejemplo, un exceso de líquido en la parte posterior del cuello que puede revelar un trastorno genético.
Es muy importante que las mujeres se sometan a test prenatales para llevar a cabo este cribado del primer trimestre y a todas las citas que se marquen con el fin de asegurar que el desarrollo del bebé es el esperado. No obstante, en el caso de que se detecte alguna anomalía, siempre es preferible descubrirla cuanto antes. Así, los padres, pueden empezar a informarse sobre las futuras necesidades que va a tener su bebé una vez que haya nacido.