La coagulación es un proceso mediante el cual se detiene un sangrado. Esto evita que una persona se desangre y que, por lo tanto, pueda fallecer. Sin embargo, hay circunstancias en las que la coagulación no se puede llevar a cabo, sobre todo, en aquellas heridas que son graves. En estos casos, cuando se pueda hacer, un torniquete será la mejor opción para salvarle la vida a una persona.
El proceso de coagulación implica:
Hay personas que tienden a desangrarse con mayor facilidad porque este proceso no les funciona bien. Esto puede deberse a un déficit de vitamina K o a un problema hepático. Por lo tanto, estas personas deben tener mucho más cuidado con cualquier lesión, ya que corren el riesgo de sufrir una hemorragia que ponga en riesgo su vida.
Sin embargo, también se puede producir el efecto contrario, que la coagulación cause una trombosis venosa profunda. Esto no se debe a ninguna lesión, sino a diferentes factores de riesgo (sedentarismo, sobrepeso, etc.) que pueden provocar que se forme un coágulo y que esto pueda ser un problema. Para resolver esto, existen medicamentos anticoagulantes.