La citometría de flujo es una técnica que permite analizar el número de células y, también, su tamaño y forma. Para ello se emplea un haz de luz láser por el que deben pasar las células previamente sumergidas en un líquido. De esta manera, se pueden estudiar e investigar en laboratorio para detectar cambios en las células o enfermedades.
Antes de poder realizar una citometría de flujo es imprescindible obtener una muestra. Para ello, se realizará una muestra de sangre, se hará una biopsia de la médula ósea o se recogerá cualquier otro tipo de prueba susceptible de ser analizada mediante este método. Gracias a la citometría de flujo se pueden detectar:
En definitiva, la citometría de flujo es una prueba esencial en los laboratorios que tiene mucho valor en campos como la hematología, farmacología, inmunología, oncología o genética. De esta manera, se pueden llevar a cabo estudios que puedan permitir avances significativos en el ámbito de la salud.