La cápsula endoscópica es un recurso que permite a los médicos observar el interior del tubo digestivo y detectar enfermedades. Se trata de una alternativa a la endoscopia tradicional que es más invasiva y que genera mucho malestar a los pacientes, ya que se debe introducir un tubo a través de la boca, como en la endoscopia digestiva alta, lo que suele producir náuseas.
Con una cápsula endoscópica, el procedimiento es más sencillo. En estos casos, los pacientes tan solo deberán tragar una especie de pastilla. Esta no es más grande que un comprimido o un paracetamol.
La cápsula endoscópica se compone de una o dos cámaras muy pequeñas, una bombilla y un radiotransmisor. Su función es hacer fotografías del interior de su tubo digestivo para detectar ciertas patologías.
El radiotransmisor envía las fotografías a una grabadora que estará cerca y que, posteriormente, se descargará su contenido en un ordenador. De esta forma, el médico podrá analizar las imágenes. La calidad es muy buena y el paciente expulsará la cápsula entera a través de las heces, puesto que esta no se absorbe.
Las causas por las que se puede solicitar esta prueba con una cápsula endoscópica son numerosas, aunque todas ellas están relacionadas con el tubo digestivo. Entre los motivos por los que se recomienda el procedimiento están:
Antes de tragar la cápsula endoscópica, los pacientes deben prepararse para la prueba de manera adecuada limpiando sus intestinos con un laxante. Asimismo, no deben tomar líquidos ni comida, al menos, 12 horas antes. Esto ayudará a mejorar las fotografías que realizará la cápsula endoscópica para que el diagnóstico sea mucho más acertado. Si sufres algún tipo de molestia digestiva, contamos con diferentes pruebas para evaluar el estado de nuestra salud intestinal.