La cadena de custodia es un procedimiento que se aplica a ciertos indicios materiales o pruebas con el fin de no provocar ningún tipo de alteración, contaminación o destrucción durante su manejo. Por ello, se establece un protocolo a seguir desde la recolección, embalaje y traslado de las muestras hasta la presentación y estudio en laboratorio.
El objetivo principal de la cadena de suministros es, por lo tanto, garantizar que las evidencias o muestras no han sido alteradas en ninguna de las fases hasta que son analizadas. Por ello, la cadena de custodia debe ser un proceso estricto que se debe seguir en todo proceso de investigación, desde la recolección de los indicios hasta su conservación y entrega fiscalizada por los servicios de salud.
Las medidas de seguridad que han de seguirse en una cadena de custodia tienen la finalidad de garantizar la preservación de los materiales, muestras o evidencias a analizar con el objetivo de evitar manipulaciones indebidas. Aunque normalmente la cadena de custodia suele tratar muestras biológicas, este proceso también puede ser aplicado en pruebas toxicológicas, informáticas o en otros materiales.
A grandes rasgos, la cadena de custodia implica las siguientes fases o procesos:
Con el fin de garantizar que la cadena de suministro no se rompa, es necesario dejar reflejado y documentar cada paso, fase y personas que han intervenido en ello.