Los antibióticos son sustancias químicas utilizadas para combatir o frenar el crecimiento en el organismo de ciertos microorganismos sensibles, consiguiendo así disminuir o acabar con las posibles infecciones causadas. Por lo tanto, los antibióticos son fármacos, creados a partir de sustancias vivas o derivados sintéticos, cuya función es tratar infecciones originadas por diferentes bacterias.
Funcionan matando las bacterias o dificultando su crecimiento y multiplicación. Una de las clasificaciones más conocida es la clasificación en función al espectro de acción, en este sentido podemos diferenciar dos tipos de antibióticos:
- Amplio espectro: antibióticos que actúan sobre muchas especies diferentes de bacterias.
- Espectro reducido: antibióticos que actúan sobre un grupo reducido de especies bacterianas.
Además, pueden administrarse de diferentes formas: por vía oral, en pastillas, cápsulas o líquidos; tópicamente, en crema, aerosol o gotas; a través de una inyección intravenosa, normalmente en infecciones más graves.
Como otros medicamentos, los antibióticos tiene posibles efectos adversos. El dolor de cabeza, la diarrea, erupciones cutáneas, náuseas, mareos, malestar general, etc, son algunos de los efectos secundarios más habituales.
La ingesta de un antibiótico puede provocarnos distintos síntomas, los cuales son perfectamente normales y, excepto casos concretos en los que se es alérgico a ellos, no tienen por qué ser graves.
ANTIBIÓTICOS MÁS COMUNES Y CONOCIDOS
Por otro lado, es interesante revelar los tipos de antibióticos más comunes:
- La ampicilina: es un antibiótico bactericida, es decir, que mata a las bacterias. Al ser algo común a muchas especies bacterianas, es un antibiótico de amplio espectro.
- La amoxicilina es un antibiótico similar a la ampicilina, pues su mecanismo de acción se basa en lo mismo. Impide la síntesis de la pared bacteriana, por lo que mata a las bacterias responsables de la infección. También es de amplio espectro.
- La penicilina fue el primer antibiótico descubierto. Es útil para afecciones como: neumonía, meningitis, faringitis, amigdalitis, sinusitis, otitis, septicemia, osteomielitis, endocarditis, gonorrea, difteria, tétanos, sífilis, etc.
- La tetraciclina es un antibiótico bacteriostático, no mata a las bacterias pero inhibe su crecimiento. Su mecanismo de acción consiste en detener la síntesis de proteínas, por lo que no pueden desarrollarse ni reproducirse.
- La estreptomicina es un antibiótico bactericida que daña a los ribosomas, unas estructuras celulares encargadas de sintetizar las proteínas. Esto hace que las bacterias mueran.
- La piperacilina es un antibiótico bactericida que basa su acción en inhibir la síntesis de los componentes de la pared celular de las bacterias, por lo que terminan muriendo.
- La ticarcilina es un antibiótico bactericida que inhibe la síntesis y la reparación de la pared celular, matando las bacterias.
- La oxacilina es un antibiótico bactericida que también inhibe la síntesis de la pared celular, haciendo que las bacterias mueran. Suele utilizarse para tratar infecciones provocadas por estafilococos y estreptococos.
- La azitromicina es un antibiótico bactericida que daña los ribosomas, por lo que no tiene lugar la síntesis de proteínas, las cuales son imprescindibles para la bacteria, que acaba muriendo.
- La gentamicina es un antibiótico bactericida que daña los ribosomas e inhibe la síntesis de proteínas, haciendo que la bacteria inevitablemente muera.
Solo debe tomar antibióticos cuando sea necesario porque pueden causar efectos secundarios y pueden contribuir a la resistencia a los antibióticos. Esta ocurre cuando la bacteria cambia y puede resistir los efectos de un antibiótico, es decir, las bacterias no mueren y continúan creciendo.