El ADN fetal es el material genético del que es portador un bebé. Este se encuentra en todas sus células, pero también en la sangre, y puede ser de utilidad para diagnosticar ciertas enfermedades o anomalías cromosómicas que pueda tener cuando el bebé todavía no ha nacido. Por lo tanto, el ADN fetal es esencial.
Sin embargo, existen muchas dudas sobre cuál es la mejor manera de obtener el ADN fetal, ya que si el bebé aún no ha nacido, hay algunas probabilidades de que las pruebas que se realicen sean invasivas para él. Un ejemplo es la amniocentesis, que es muy delicada y que puede entrañar riesgos importantes. Pero para el ADN fetal hay diversas opciones.
Debido a que el material genético del bebé, al menos una parte, está en la sangre de la madre, es posible sacarle una muestra de sangre para comprobar si todo progresa según lo previsto. El procedimiento es el habitual para todos los casos en los que se extrae sangre. La madre tan solo sufrirá un pequeño pinchazo y la muestra se enviará al laboratorio.
Así, el ADN fetal forma parte de esas pruebas de diagnóstico no invasivas útiles para detectar determinadas enfermedades. Algunas de ellas son las siguientes:
Además, el ADN fetal también ayuda a diagnosticar aquellas enfermedades genéticas que son hereditarias como la de Huntington. De esta manera, los padres podrán tener información valiosa sobre la salud de su bebé para que puedan estar preparados y cubrir todas las necesidades que vaya a tener el bebé después del nacimiento.