El mioma es un tumor benigno que se desarrolla en el útero de las mujeres. Este será más o menos grande, dependiendo de la paciente, y en casos muy graves puede acabar afectando a la fertilidad. No obstante, conviene mantener la tranquilidad ante este diagnóstico, puesto que el mioma es muy común durante la edad reproductiva y, además, suele ser asintomático. Aunque, es verdad, hay casos en los que sí se producen síntomas.
Algunos de los síntomas relacionados con el mioma son el sangrado intermenstrual, el aumento de la cantidad de sangre que se expulsa durante la menstruación, periodos menstruales mucho más prolongados de lo que se debería, cólicos bastante fuertes y dolores durante las relaciones sexuales. Ante esta sintomatología, es vital acudir al ginecólogo para una exploración y un diagnóstico temprano del mioma.
Aunque a algunas mujeres un mioma no les afecta para nada, hay otras que pueden tener problemas de fertilidad. Esto sucede, sobre todo, cuando la cantidad de miomas es alta, lo que va a dificultar que en las paredes del cuello del útero se implante, con éxito, el óvulo que ha sido fecundado. Afortunadamente, existen tratamientos para resolver esto.
Un tratamiento para el mioma es su extirpación quirúrgica, aunque los anticonceptivos —concretamente los de estrógeno y progestágeno— pueden impedir que crezca o que aparezcan otros nuevos. En ocasiones, si hay una persona en la familia que tiene miomas, es probable que haya otra que también se vea afectada por ellos, a pesar de que no deben preocupar en exceso, ya que una mujer puede vivir con ellos sin ningún problema —a menos que presente síntomas— y sin que haya riesgo de que se vuelvan cancerígenos.