Las arqueas son organismos unicelulares que carecen de un núcleo y que, por lo tanto, se consideran procariotas. Son bastante numerosas en los océanos y en el plancton, y se consideran muy importantes para el planeta. Su principal característica es su resistencia ante los antibióticos porque su pared celular forma una cubierta hecha de glicoproteínas y proteínas que la hacen muy fuerte. Todas ellas pueden vivir en el cuerpo humano.
Dependiendo del hábitat de las arqueas, estas pueden ser termófilas, halófilas o metanógenas. Veamos qué significan estos 3 términos:
Las arqueas se reproducen de manera completamente asexual a través de la fisión binaria, la fragmentación o la gemación. A continuación, definiremos en qué consisten:
Para que las arqueas puedan sobrevivir deben alimentarse con hidrógeno, dióxido de carbono o azufre. Además, algunos tipos, como las halófilas, son capaces de obtener energía del sol, porque son fotosintéticas.
Se ha descubierto que las arqueas son útiles para producir polihidroxialcanoatos, que son biopoliésteres que presentan propiedades idénticas a los plásticos, pero que tardan menos en desintegrarse y, además, no contaminan. Por lo tanto, las arqueas pueden tener un importante papel en el cuidado del medioambiente.