Una mutación es un cambio que puede producirse en el genotipo de un ser vivo, provocando así una variación de algunas de las características que lo definen. Este cambio suele presentarse de manera espontánea, estará presente solo en una parte pequeña del organismo del ser vivo y no necesariamente tiene que ser transmitido a la descendencia, a no ser que el cambio afecte a las células reproductivas.
Por lo tanto, las mutaciones germinales que se producen en los óvulos y en el esperma sí que pueden ser transmitidas a la descendencia; las mutaciones somáticas, producidas en las células del cuerpo, no.
Las mutaciones pueden surgir por algún error en el ADN durante la división celular, por exposición a radiaciones, por infecciones de virus o por mutágenos. Es importante entender que una mutación, aunque a corto plazo pueda parecer perjudicial, resulta esencial en la evolución de las especies y para nuestra existencia a largo plazo. Las mutaciones son el perfecto ejemplo de que la vida cambia y los seres vivos debemos hacerlo con ella para poder continuar evolucionando como especie.
A grandes rasgos, las mutaciones pueden subdividirse en tres diferentes tipos: