La meiosis es un proceso de división de las células sexuales en el que una que se considera madre se fragmenta para que las nuevas células reciban una cantidad de ADN (generalmente, la mitad). En el caso de los mamíferos, esto suele producirse durante la formación de los óvulos y los espermatozoides, y será durante la fecundación —cuando dos gametos se unen— cuando ese ADN se completará.
La meiosis se divide en dos fases:
Existen circunstancias en las que durante el proceso de meiosis aparecen errores. Así, un cromosoma puede romperse o dañarse de alguna manera, generando una deleción o duplicación del material genético. Por ejemplo, si se produce una ruptura parcial del cromosoma 21 durante la meiosis, puede nacer un niño con síndrome de Down.
A pesar de esto, la meiosis es muy importante para la evolución. No solo porque es indispensable para que se produzca la reproducción sexual, sino porque las combinaciones de genes contribuyen a la supervivencia y la adaptación al entorno. Por lo tanto, podemos concluir que este proceso es esencial para la vida tal y como la conocemos.