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Hiperglucemia

Hiperglucemia

 

La hiperglucemia se diagnostica a pacientes que tienen diabetes tipo 1 y 2 cuando sus niveles de glucosa en sangre son elevados. Esto es especialmente peligroso, sobre todo, si persiste en el tiempo y se cronifica. No obstante, hay personas con hiperglucemia que no necesariamente tienen porqué tener diabetes. El estrés agudo, por ejemplo, puede hacer que los niveles de azúcar en sangre se disparen de manera puntual y que estos disminuyan cuando la fuente de ansiedad desaparece.

Los niveles de glucosa normales, según la American Diabetes Association (ADA) son:

  • Entre 70 y 99 mg/dl en ayunas.
  • Inferiores a 140 mg/dl pasadas 2 horas tras haber comido.

Si bien la glucosa en sangre es necesaria, ya que es la principal fuente de energía del cuerpo, en ocasiones, la insulina (la hormona que la regula y que produce el páncreas) se desequilibra. Es en este tipo de situaciones cuando puede aparecer una hiperglucemia que cursará con una serie de síntomas de alarma a los que hay que prestar atención.

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Sentir mucha sed de repente y que esta sea excesiva, empezar a orinar con una mayor frecuencia, sentirse fatigado o débil, notar cómo las heridas no sanan con rapidez o perder peso sin una causa aparente son algunas señales que pueden avisar de que hay una hiperglucemia. Asimismo, pueden aparecer náuseas y vómitos, e incluso visión borrosa.

La importancia de acudir a un profesional en cuanto se detecte esta sintomatología, que puede variar dependiendo de la persona, es vital, ya que las consecuencias de que los niveles de glucosa en sangre se mantengan altos durante un periodo de tiempo prolongado pueden ser: daño en los vasos sanguíneos, ceguera, etc. 

El tratamiento para la hiperglucemia puede ser con medicamentos que regulen el azúcar en sangre, cambios importantes en la alimentación, practicar ejercicio físico más a menudo y controlar el estrés. Las técnicas de relajación, como yoga o meditación, funcionan bien.

En ocasiones, las probabilidades de contraer hiperglucemia incrementan según la genética y los antecedentes médicos, por lo que resulta conveniente realizarse pruebas como el test de predisposición genética a la hiperglucemia y diabetes