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Hepatitis C

Hepatitis C

 

La hepatitis C es una infección cuya responsable es un virus, el VHC. El principal órgano afectado cuando una persona se contagia es el hígado, que puede manifestar una inflamación que puede ser leve o de gravedad. Es muy importante tener en cuenta que una vez que a un paciente se le diagnostica la hepatitis C, la enfermedad puede volverse crónica. Sin embargo, esto no ocurre en todos los casos.

La complejidad de diagnosticar la hepatitis C lo antes posible radica en que su sintomatología puede confundirse con otras afecciones. Generalmente, los pacientes manifiestan fatiga, náuseas y dolores abdominales acompañados con pérdida de apetito, ictericia y una orina cuyo color es bastante oscuro, aunque se beba suficiente agua. 

No obstante, hay algunas personas que, por algún motivo que los expertos no saben todavía responder, pueden no presentar síntomas. Por tanto, pueden continuar contagiando este virus sin ser conscientes de que lo tienen y favorecer a que la inflamación en el hígado evolucione hasta un cuadro grave por falta de un tratamiento temprano. 

Para poder saber si una persona realmente ha contraído este virus, debe someterse a una prueba de sangre. Esta determinará si hay anticuerpos contra la hepatitis C y, de ser así, hay que llevar a cabo otra serie de pruebas diagnósticas —como una biopsia hepática— para determinar tanto la gravedad de la enfermedad como el tratamiento que puede funcionar mejor para cada caso en particular, pues este siempre debe ser personalizado.

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La mejor manera de prevenir la hepatitis C es no entrar en contacto con la sangre de la persona que esté infectada. Por eso es tan importante no compartir cuchillas de afeitar, rasuradoras o cepillos de dientes. También es importante utilizar preservativo durante las relaciones sexuales y esterilizar adecuadamente las agujas para hacer tatuajes.

No obstante, debido a la sintomatología —o a la ausencia de esta— una persona con hepatitis C puede contagiar sin saber que tiene este virus.Tras el diagnóstico se lleva a cabo un tratamiento con antivirales, aunque en los casos más graves puede requerir un trasplante de hígado, sobre todo cuando la enfermedad se ha vuelto crónica.

Si considera que ha podido ser infectado por Hepatitis C, consulte nuestro Test de Enfermedades de Transmisión Sexual Completo