Las ETS son enfermedades de transmisión sexual que afectan tanto a los hombres como a las mujeres. A pesar de que muchas se manifiestan con síntomas, existen otras que pueden pasar desapercibidas. Pues, en ocasiones, dependerá mucho de la persona que las ETS sean evidentes o, por el contrario, no se sospeche de que se ha podido producir ningún tipo de contagio durante el acto sexual. Esta situación incrementa las posibilidades de que las ETS continúen propagándose, aumentando su prevalencia.
Una de las ETS sin síntomas que más preocupa es el Virus del Papiloma Humano. Las cepas VPH16 y VPH18 pueden provocar cambios en las células del cuello del útero de las mujeres, desencadenando un cáncer con el paso del tiempo si el sistema inmune no es capaz de combatir el virus. Lo más significativo de estas cepas es que no causan ningún tipo de síntomas y, por eso, la enfermedad se suele diagnosticar en una consulta rutinaria de ginecología. Debido a esto, es importante acudir a las revisiones con regularidad.
También hay ETS sin síntomas, sobre todo, en las primeras etapas de la enfermedad. Algunos ejemplos son la clamidia o la gonorrea. Esta situación es la menos deseada, ya que la progresión de la enfermedad puede generar complicaciones más graves, como la enfermedad inflamatoria pélvica en las mujeres. Por eso, un diagnóstico temprano siempre es conveniente en las ETS, sobre todo, en las asintomáticas.
La mejor forma de prevenir el contagio de cualquier ETS es el uso del preservativo. Tener varias parejas sexuales incrementa el riesgo de poder contraer gonorrea, clamidia o VPH sin saberlo y sin poder detectarlo en sus primeros estadios. Por lo tanto, es crucial cuidar de la salud sexual, usar preservativo incluso en las relaciones orales y anales, y protegerse de las ETS que, en algunos casos, pueden acabar generando problemas de salud.