Los bifosfonatos son un tipo de medicamento que se utilizan para tratar los problemas que afectan a los huesos. Un ejemplo puede ser la osteoporosis, un diagnóstico que afecta con frecuencia a las mujeres cuando tienen la menopausia, que hace que los huesos se vuelvan muy frágiles con un mayor riesgo de rotura en caídas o golpes.
La forma en la que funcionan los bifosfonatos es fortaleciendo los huesos y previniendo las fracturas que puedan sufrir. Si volvemos al ejemplo anterior, una mujer con menopausia podría tomar bifosfonatos para prevenir esa pérdida ósea que puede sufrir y, así, mantener la salud de sus huesos previniendo la aparición de la osteoporosis.
Los bifosfonatos se suelen tomar en formato oral, generalmente, y puede ser necesario su consumo diario. Será el médico el que determinará el tiempo durante el cual el paciente debe estar tomando estos medicamentos, algo que puede ser solo unas semanas o dilatarse más en el tiempo dependiendo de cada situación particular.
Algunos bifosfonatos comunes son el alendronato, risedronato, ibandronato, ácido zoledrónico y pamidronato, y no están exentos de efectos secundarios. Tomarlos a largo plazo puede producir acidez en el estómago, sarpullidos, dificultades para tragar, calambres o dolores de cabeza. Es importante comunicárselos al médico para que pueda tomar una decisión al respecto —desde reducir la dosis, cambiar de fármaco, etc.—.
Aunque los bifosfonatos son útiles en casos de osteoporosis, también lo son cuando un paciente recibe un diagnóstico de cáncer. Si esta enfermedad afecta a los huesos, puede sufrir mucho dolor, por lo que estos medicamentos son capaces de aliviar esta sintomatología y, también, reducir el riesgo de sufrir complicaciones.