El síndrome del intestino irritable (SII) es un problema crónico que genera una serie de síntomas muy desagradables. La causa exacta por la que aparece todavía no está del todo clara, aunque parece que está relacionada con un desequilibrio en las bacterias que están presentes en el intestino. El SII una vez se diagnostica se padece toda la vida y el diagnóstico se centra en paliar los síntomas.
Algunos de los síntomas que pueden aparecer con el síndrome del intestino irritable son la alternancia entre diarrea y estreñimiento, hinchazón abdominal, cólicos y gases. A pesar de que todos ellos pueden afectar a la calidad de vida, no generan ningún daño en los intestinos ni incrementan el riesgo de padecer otras enfermedades.
La sintomatología del síndrome del intestino irritable puede ser leve, grave o variar. De hecho, una persona diagnosticada con SII no siempre se encuentra mal, sino que esto va a depender de algunos factores —como el estrés, la ansiedad, los cambios en la microbiota, el tipo de alimentos que se consumen e incluso las hormonas.
Generalmente, los cambios en la dieta —apostando por la mediterránea e incrementando el consumo de fibra—, reducir el estrés y mantener un estilo de vida saludable pueden ayudar. Y es que el SII afecta a una gran parte de la población y aunque no tenga cura, sí es posible mantener bajo control sus síntomas.