Recibir el diagnóstico de la posible presencia de un tumor puede provocar estrés y puede que te venga a la mente la palabra cáncer, pero es posible que se trate de un tumor benigno. Para sobrellevar el miedo, te explicamos todo lo que… Share on X
Según la definición del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, un tumor es una masa anormal de tejido que se forma cuando las células crecen y se dividen más de lo que deberían o no mueren cuando deberían. Cada célula tiene en su ADN nuclear la información necesaria para funcionar, crecer y saber cuándo debe morir, pero a veces se pueden producir alteraciones.
En el cuerpo humano hay toda una maquinaria molecular que produce la llamada muerte celular programada. Esta combinación de procesos es responsable de equilibrar la proliferación de células, mantener el número de células constante en los tejidos y actuar como mecanismo de defensa. Por ejemplo, eliminando células infectadas por virus o aquellas cuyo ADN haya sido dañado y puedan provocar mutaciones, incluyendo las que potencialmente pueden convertirse en cáncer.
Cuando este mecanismo se interrumpe, puede empezar a acumularse una cantidad de células en lugar de morir a tiempo, a la vez que se siguen produciendo células nuevas. Un crecimiento descontrolado de células puede convertirse en un bulto, pero esto no tiene por qué significar que sean malas noticias, ya que los tumores pueden ser benignos. Si quieres saber en qué se diferencian de los tumores malignos, sigue leyendo.
Actualmente, la causa de este crecimiento de células o el hecho de que se conviertan en cancerosas no se comprende completamente, pero es posible identificar si son benignas o no.
¿Qué características tienen?
Tienden a crecer lentamente, no se propagan a otras partes del cuerpo ni invaden el tejido cercano y, si se eliminan, es poco probable que regresen.
¿Cuáles son los síntomas de un tumor benigno?
La mayoría de los tumores no cancerosos son indoloros pero pueden ser un problema si el bulto:
- Crece demasiado.
- Provoca molestias.
- Es visible o desagradable.
- Afecta a otras partes del cuerpo, por ejemplo, causando sangrado.
- Libera hormonas que afectan a las funciones fisiológicas.
¿Cómo se diagnostican los tumores benignos?
Después de un chequeo físico, la mejor manera de localizar el área precisa donde se puede estar desarrollando un tumor es mediante pruebas de imagen. En función de la parte del cuerpo afectada, las pruebas que se pueden realizar son: radiografía, ecografía, TAC y resonancia magnética.
Una vez localizado, es posible hacer una biopsia. Esta prueba implica tomar una muestra de las células para que un patólogo la analice bajo el microscopio. Los tumores benignos a veces tienen bordes claros, lisos y regulares, y los cromosomas y el ADN de las células parecen normales. Las biopsias pueden definir si hay células potencialmente cancerosas presentes o si se trata de un tumor benigno.
Para obtener un diagnóstico preciso, a veces también puede ser necesario hacer un análisis de sangre para obtener una evaluación completa.
Después de obtener los resultados, las opciones pueden ser observar pacientemente el tumor a lo largo del tiempo para ver si hay cambios, eliminarlo mediante cirugía o establecer un tratamiento con medicación. Por ejemplo, los pólipos de colon son tumores benignos, pero de alto riesgo, por lo que la detección temprana es la mejor forma de extirparlos mediante una colonoscopia para prevenir el cáncer de colon.
Independientemente de en qué zona del cuerpo aparezcan los tumores, el diagnóstico temprano es vital. Por eso, en Unilabs apostamos por la digitalización de nuestros servicios de patología y contamos con un personal altamente especializado para dar siempre respuestas a tiempo.
