La retención de líquidos es relativamente común, especialmente en las mujeres. Aprende a controlar sus efectos. Share on X
La retención de líquidos (la dificultad del cuerpo para eliminar el exceso de líquidos) es exactamente eso, un trastorno metabólico que se produce cuando el cuerpo no logra eliminar el exceso de agua. Lo que puede provocar diversas afecciones desde insuficiencia cardiaca cirrosis, trastornos venosos, etc.
Como resultado, los líquidos se acumulan en los tejidos y producen edema (inflamación), principalmente en las piernas (muslos), tobillos, pies, manos y abdomen.
Descubre cómo reducir la retención de líquidos y evitar el malestar que genera.
¿Qué es la retención de líquidos?
Este trastorno puede estar relacionado con problemas de tiroides (hipotiroidismo), así como con problemas hepáticos, cardíacos o renales. También está relacionada con desequilibrios hormonales como el síndrome premenstrual, momento en que se alteran los niveles de estrógenos y progesterona en el cuerpo.
La menstruación, el embarazo o la menopausia pueden producir retención de líquidos, a parte de la insuficiencia venosa. Sin embargo, puede aparecer edema sin una causa específica: el edema idiopático.
Resumidamente, la retención de líquidos surge cuando los líquidos traspasan en exceso desde los vasos sanguíneos hacia el tejido subcutáneo.
Síntomas
Una de las formas más efectivas de saber si tienes retención de líquidos es apretar la piel inflamada con los dedos y retirarlos inmediatamente. Si la piel tarda mucho en recuperar su color original o te duele, es síntoma de que muy posiblemente estés reteniendo líquidos.
Sin embargo, hay muchos otros síntomas. Por ejemplo:
- Aumento de peso de dos o tres kilos, por causa desconocida.
- Pesadez en las piernas.
- Debilidad y malestar general.
- Hinchazón de las zonas afectadas, como manos y pies.
- Celulitis.
- Aumento del volumen abdominal.
- Calambres.
Factores de riesgo
Además de las posibles causas mencionadas, existen factores de riesgo que propician la retención de líquidos, generalmente vinculados con el estilo de vida.
Debes tener en cuenta estos factores de riesgo:
- Si es hereditario.
- Llevar una vida sedentaria.
- Tener sobrepeso.
- Tener malos hábitos alimenticios.
- Consumir un exceso de sal.
- Procesar mal proteínas, vitaminas y minerales (potasio y magnesio).
- Usar ropa o joyas ajustadas y compresivas.
- Estar en la misma posición, ya sea de pie, sentado o con las piernas cruzadas durante largos periodos.
- Estrés y ansiedad.
- Visitar zonas muy cálidas.
- Tomar medicamentos como antiinflamatorios o corticoides.
5 consejos para reducir la retención de líquidos
Hay muchas maneras de prevenir, controlar o incluso tratar la retención de líquidos.
Algunas requieren intervención y prescripción médica, como los diuréticos. Dependerá en gran medida la causa de la inflamación y los mecanismos implicados.
Los diuréticos suelen estar indicados en el tratamiento de edemas causados por insuficiencia renal o cardíaca, por ejemplo.
Sin embargo, a diario podemos adoptar muchas medidas para reducir la retención de líquidos. Comienza por evitar los factores de riesgo más comunes.
1. Come de manera saludable
La dieta es fundamental a la hora de reducir la retención de líquidos. Hay muchas opciones que te sentarán bien y muchas otras que puedes evitar:
- Sustituye la sal por hierbas aromáticas y especias diuréticas, como el perejil, el orégano, el hinojo, el estragón, la cúrcuma o el curry.
- Evita los alimentos salados o los alimentos envasados que contienen sodio, Na+, glutamato monosódico, bicarbonato de sodio, bisulfato de sodio, fosfato disódico, hidróxido sódico y propionato de sodio.
- Evita los alimentos procesados, las grasas trans y los azúcares refinados.
- Toma una cantidad adecuada de proteína, que se ajuste a tus necesidades nutricionales.
- Elige alimentos ricos en magnesio y potasio, como cereales integrales, frutos secos (avellanas, nueces, almendras), legumbres y también fruta y verdura.
- Toma fibra para combatir la sensación de hinchazón.
- Evita el tabaco.
2. Bebe agua e infusiones
Aunque haya retención de líquidos y exceso de agua en el cuerpo, la hidratación es fundamental.
Es importante aprender qué beber y cómo hacerlo adecuadamente. Sigue estos consejos:
- Toma entre 1,5 y 2 litros de agua al día, para eliminar toxinas, como el sodio y el exceso de líquidos.
- Evita las bebidas alcohólicas.
- Bebe infusiones y tés, a poder ser diuréticos: cola de caballo, hinojo, hierba luisa o diente de león.
3. Come fruta y verdura
La fruta es rica en agua y por ello debes incluirla en tu alimentación, especialmente si sufres retención de líquidos. Puede que te sorprenda: es mejor tomar fruta y verdura con un nivel elevado de agua, como el melón, el coco, el tomate, las judías y la remolacha. Los nutrientes que aportan estas frutas son efectivos para combatir la retención de líquidos.
La papaya, la sandía y la piña son ejemplos de frutas que contienen mucha agua, pero también otros componentes beneficiosos para el funcionamiento del organismo. Por ejemplo:
- La papaya contiene calcio y potasio, que equilibran la hidratación y regulan la tensión arterial.
- La sandía es un 92 % agua. Te aportará la máxima hidratación y ayuda a mantener los niveles de glucosa en sangre bajo control.
- La piña contiene bromelina, una enzima proteolítica con propiedades antiinflamatorias.
- El pepino y el apio son excelentes antidiuréticos y anticelulíticos.
4. Haz ejercicio
Evitar el sedentarismo es otra forma de contrarrestar la retención de líquidos. Por ello es crucial hacer ejercicio, especialmente de ciertos tipos.
Te sugerimos los siguientes:
- Túmbate y levanta las piernas por encima del torso. En esta posición, mueve los dedos y las puntas de los pies de adelante hacia atrás alternando entre las piernas.
- A continuación, ponte de puntillas y pasa el peso de la punta al talón, alternando con calma.
- Haz movimientos circulares con los puños mientras sujetas una pelota y apoyas el codo sobre una mesa.
5. Recurre a medias compresivas, fisioterapia y masajes
Existen muchos tipos de medias compresivas, fisioterapia y masajes. Puedes probar el drenaje linfático, que simplifica la contracción muscular y el drenaje venoso, a través de la estimulación de la circulación. y produce una disminución en la retención de líquidos.
Retención de líquidos y el corazón
Como explica el Dr. Eldrin Lewis, especialista en insuficiencia cardíaca del Brigham and Women’s Hospital, vinculado a Harvard, «la acumulación de líquidos puede convertirse rápidamente en un riesgo para la salud».
Según la Escuela de Medicina de Harvard, la insuficiencia cardíaca puede comenzar con una lesión de un ataque al corazón. Sin embargo, también puede ser consecuencia de daños en las válvulas, de una infección o de una enfermedad de las células musculares del corazón.
Por lo general, esto sucede cuando no se controla la tensión arterial alta y la arteriosclerosis. Independientemente de lo que la haya causado, la insuficiencia cardíaca es la suma de una disminución constante de la capacidad del corazón para bombear.
En consecuencia, la sangre fluye más lentamente por el corazón y el cuerpo; y las células buscan oxígeno fresco y nutrientes. Para compensar esta debilidad, el corazón se transforma y pueden producirse otros procesos físicos.
Los riñones activan las hormonas que provocan la retención de líquidos en el cuerpo y el sodio para aumentar el volumen de sangre en circulación. Ocurre cuando los riñones detectan una disminución del flujo sanguíneo.