El acné es un trastorno de la piel que afecta a casi el 80 % de las personas jóvenes. Aprende a prevenir y controlar este trastorno inflamatorio. Share on X
El acné es un trastorno de la piel que no debe subestimarse. Aunque es benigno, puede afectar directamente a tu calidad de vida y tu bienestar. Suele repercutir negativamente en la salud mental, propiciando la aparición de trastornos como la depresión o la ansiedad, porque afecta a la apariencia física de las personas jóvenes.
El acné es un trastorno habitual de la piel que puede provocar la aparición de granos y espinillas, según ha observado el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel de EE. UU. Las bacterias que viven en la piel, junto con la grasa y las células, pueden provocar la aparición de granos, debido a cambios hormonales o el uso o consumo de determinados productos. Los folículos de la piel se taponan y se inflaman, se enrojecen y producen dolor. Si la pared del folículo obstruido se rompe, derramará bacterias, células cutáneas y sebo en la piel cercana, causando lesiones o granos.
En general, el acné suele desaparecer a partir de los 30 años, pero algunas personas pueden padecerlo hasta los 40 y 50 años.
La relación entre las intolerancias alimentarias y el acné ha sido objeto de investigación, ya que algunos estudios sugieren que ciertos alimentos pueden desencadenar o exacerbar los brotes de acné en personas susceptibles. Algunas intolerancias, como la intolerancia a la lactosa o al gluten, podrían contribuir al desarrollo de la inflamación cutánea. Es crucial prestar atención a cómo reacciona la piel ante ciertos alimentos y considerar la posibilidad de realizar pruebas para identificar posibles intolerancias alimentarias. Al consultar con un profesional de la salud, como un dermatólogo o un nutricionista, se puede obtener orientación específica sobre cómo ajustar la dieta para ayudar a controlar el acné y mejorar la salud de la piel.
Es fundamental contar con el asesoramiento de profesionales si el acné no se atenúa con cuidados y métodos de prevención especiales, como el uso de cremas o una dieta específica. Mantener una dieta saludable, rica en nutrientes y baja en alimentos procesados, puede ser crucial para mejorar la condición de la piel. En casos persistentes, acudir a un dermatólogo permitirá realizar las pruebas diagnósticas pertinentes, descartar posibles factores subyacentes y recibir un tratamiento personalizado que aborde de manera efectiva el problema cutáneo, contribuyendo a una piel más saludable desde adentro hacia afuera.
¿Qué es el acné?
El acné es un trastorno inflamatorio crónico que afecta los folículos pilosebáceos, principalmente en zonas como la cara, el cuello, el torso y el escote, donde hay una mayor concentración de folículos sebáceos.
Se trata, por tanto, de un exceso de grasa y células muertas de la piel que obstruyen los folículos pilosos, bloqueando el sebo que normalmente saldría por los poros.
Es más común entre las personas jóvenes, de 14 a 19 años, porque durante ese período aumenta la producción de hormonas, y se acumula grasa en las glándulas sebáceas. Sin embargo, también puede afectar a bebés (acné neonatal) o adultos (principalmente mujeres).
Si bien no es una afección grave, el acné puede ser doloroso, puede dejar cicatrices y afectar negativamente la autoestima.
Te contamos algunos factores de riesgo pueden desencadenarlo y de qué tipos de tratamiento dispones para tratar este problema.
Causas
El acné aparece cuando se obstruyen los folículos polisebáceos. Esto provoca un aumento en la producción de secreción sebácea e hiperqueratinización, y conlleva la infección bacteriana que inducirá una respuesta inflamatoria e inmunitaria.
Algunos factores que pueden provocar un brote de acné son los siguientes:
- La genética.
- Factores hormonales (niveles de testosterona y andrógenos, menstruación, embarazo o menopausia).
- Factores raciales (más frecuente en mujeres caucásicas y menos frecuente en mujeres orientales).
- Factores ambientales (climas cálidos y húmedos).
- El consumo de tabaco.
- Enfermedades endocrinas (síndrome de ovario poliquístico e hiperplasia suprarrenal).
- Estrés (aunque no es una causa, puede agravar el acné).
Síntomas
Este trastorno se caracteriza por la aparición de:
- Poros abiertos obstruidos (espinillas o puntos negros).
- Poros cerrados obstruidos (puntos blancos internos).
- Pápulas (bultos rojos).
- Absceso de pústulas (granos con pus).
- Quistes.
- Cicatrices.
Sin embargo, no todas las personas presentan los mismos síntomas. Existen cuatro niveles de gravedad del acné, según cómo se manifieste:
- Acné no inflamatorio: puntos negros o blancos (poros obstruidos).
- Acné leve: espinillas inflamadas (pápulas).
- Acné moderado: granos inflamados con pus (pústulas).
- Acné grave: nódulos y quistes.
Tratamiento
En general, el tratamiento del acné tiene el objetivo de reducir el exceso de grasa en la piel, eliminar la acumulación de bacterias y acelerar la renovación de las células, mientras se controla y reduce la infección.
En la consulta de dermatología pueden sugerir varios tipos de enfoques terapéuticos para el acné. El tratamiento dependerá de la intensidad y el alcance del acné. También hay que recabar información de la persona afectada, para determinar si su estilo de vida contribuye al trastorno.
Hay medicamentos de venta libre, como geles, jabones, parches, cremas y lociones, de uso tópico, que pueden tratar el acné leve. Sin embargo, no son recomendables para todas las personas porque pueden crear una dependencia. Es importante acudir a la consulta médica o de dermatología correspondiente para confirmar el tratamiento.
Si tienes la piel sensible, las cremas y lociones suelen ser las mejores opciones. Los geles con base de alcohol están indicados para pieles más grasas, ya que incluyen agentes secantes que no serían adecuados para pieles sensibles o secas.
Comienza siempre con dosis bajas, ya que algunos componentes pueden provocar irritación, enrojecimiento o ardor en la piel en el primer uso.
También te pueden recetar un gel o una crema, muy similar a los medicamentos de venta libre, o incluso un antibiótico oral o tópico4.
Prevención
Puedes adoptar algunas medidas para evitar los brotes más severos de acné. Por ejemplo:
- Lava siempre las zonas afectadas con una solución adecuada para la piel, siguiendo las recomendaciones de tu profesional.
- Procura no irritar la piel, evitando el contacto con la grasa presente en el pelo, otros objetos o el sudor.
- Baja la temperatura del agua; opta por agua templada o fría.
- No te toques la cara con las manos.
- No aprietes ninguna lesión, para prevenir infecciones y cicatrices.
- Modera la exposición solar.
- Evita el estrés siempre que sea posible.
- No fumes.
- Mantén una buena hidratación. Trata de beber 2 litros de agua al día.
- Usa un maquillaje adecuado (no graso) y desmaquíllate antes de acostarte.
- Evita la ropa muy ajustada, porque el acné suele manifestarse en zonas cubiertas del cuerpo.
- Sigue una dieta equilibrada baja en azúcares.