La diabetes gestacional se caracteriza por un aumento de los niveles de azúcar en sangre durante el embarazo. Te explicamos los síntomas más comunes, en qué consiste la prueba y qué debes hacer tras el diagnóstico. Share on X
Las células del cuerpo humano necesitan un componente principal para funcionar: glucosa. Se obtiene de las verduras, la fruta, los productos lácteos, el pan y otros alimentos que contienen carbohidratos o azúcares. Al ingerirlos, durante la digestión se empiezan a procesar para obtener sus nutrientes. En el caso de la glucosa, el páncreas recibe señales para producir insulina. Esta hormona garantiza que las células absorban la glucosa y no permanezca circulando en el torrente sanguíneo.
Un nivel alto de azúcar en la sangre ocurre porque no se produce suficiente insulina o el cuerpo no puede usarla. Esto se conoce como diabetes, y cuando ocurre por primera vez durante el embarazo, se llama diabetes gestacional.
Durante el embarazo, tu cuerpo experimenta muchos cambios, entre ellos, la producción de hormonas como los estrógenos, la progesterona y el lactógeno placentario humano. Muchos de estos cambios terminan reduciendo la efectividad con la que las células usan la insulina, lo que se conoce como resistencia a la insulina. Así que, para mantener un nivel de azúcar en sangre normal, se necesita el doble o hasta el triple de cantidad de insulina.
En la mayoría de los casos, el cuerpo puede mantener la producción de insulina necesaria, pero a veces esto resulta en diabetes gestacional. De hecho, la diabetes gestacional ocurre en 1 de cada 6 embarazos en todo el mundo.
¿Cómo se diagnostica?
Desde la primera vista a tu especialista en ginecología u obstetricia para supervisar el embarazo, como parte de la rutina, te harán análisis de sangre y se tendrá en cuenta tu estilo de vida.
Si hay algún factor de riesgo, como un historial familiar de diabetes de tipo 2, síndrome de ovario poliquístico, presión arterial alta, embarazo múltiple, diabetes gestacional previa o sobrepeso, entre otros, el nivel de azúcar en sangre se supervisará al principio del embarazo.
Si no hay ningún factor de riesgo, la prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO) se realizará entre las semanas 24 y 28 del embarazo.
¿Sabes en qué consiste la prueba de tolerancia a la glucosa oral? A continuación, te explicamos todo lo que debes saber con antelación.
- Ayuna la noche anterior: esta prueba medirá tu nivel de azúcar en sangre antes y después de tomar una bebida azucarada, por lo que la primera prueba debe realizarse sin que tu cuerpo procese ningún alimento.
- Espera dos o tres horas: una vez que te hayan realizado la primera prueba y hayas bebido el líquido azucarado provisto, se controlará tu nivel de azúcar en sangre cada hora durante 2-3 horas mediante un análisis de sangre. Esto mostrará cómo procesa tu cuerpo el azúcar.
Con los resultados, tu especialista en obstetricia o ginecología definirá los pasos siguientes. Si te diagnostican diabetes gestacional, estos pasos pueden ir desde darte un dispositivo de control de la glucosa especial para que lo uses antes y después de cada comida, modificar tus hábitos alimenticios, recomendar actividad física regular o incluso recetarte inyecciones de insulina.
Hacer ejercicio diariamente ayuda a que tu cuerpo sea más sensible a la insulina y reduce el nivel de azúcar en la sangre. Por ejemplo, puedes dar un paseo diario de 15 minutos o hacer 30 minutos de ejercicio aeróbico moderado. Es importante que, antes de hacer cualquier actividad, consultes con tu médico qué ejercicios puedes hacer.
Llevar una dieta equilibrada es vital para prevenir o gestionar la diabetes gestacional. En concreto, tienes que prestar atención a la ingesta de carbohidratos, proteínas y grasas. ¿Sabes qué alimentos contienen grasas saludables? Sigue leyendo para descubrirlo.
Las nueces sin sal, las semillas, el aceite de oliva o el aguacate contienen grasas saludables, pero, si tienes diabetes gestacional, también se recomienda tomar otros alimentos como cereales integrales, judías, guisantes, lentejas, carnes magras o tofu.
Teniendo estos hábitos saludables en mente junto con la supervisión médica necesaria, es posible evitar complicaciones durante el parto, cesáreas, partos prematuros o problemas de diabetes futuros tanto para ti como para el bebé.
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Fuentes: